El contexto de cuarentena actual lleva a (re)significar desde casa lo que es la educación, tanto para los estudiantes como para sus padres. La educación es un proceso constante, y, parte de asumir sus desafíos, es también asumir sus implicancias, siendo algunas de las más resaltantes generar voluntad, criterio y autonomía.
Al tratarse de un proceso, se puede ver la educación como un recorrido de resistencia, más que como una carrera. Si bien es cierto que hay un objetivo, la constancia antes que la inmediatez será clave.
La educación requiere fundamentalmente la puesta en práctica de virtudes y una actitud particular en relación con el ser en desarrollo que está frente a nosotros.
A continuación, les alcanzamos algunas pautas que pueden resultar útiles al momento de generar procesos de aprendizaje en casa.
Educar con calma
Quizás resulte paradójico en un mundo donde a veces pareciera primar la rapidez, pero el diálogo reposado y la reflexión serena son algunas de las mejores expresiones de la calma y paciencia que se requiere para educar. Y para ello, se requiere de una actitud calma antes de llegar al diálogo.
Se puede comprobar lo fácil que resulta para los hijos adoptar comportamientos más serenos cuando están ante una persona tranquila, que interactúa con ellos con un tono de voz más sosegado, conciliador y amistoso. Antes que todo, los más pequeños de la casa necesitan de la paciencia de sus padres para aprender mejor y enfrentarse a las dificultades con calma y serenidad. Con paciencia se podrá analizar mejor la situación y, lo que parecía un retraso, puede suponer un gran avance.
Para que puedas desarrollar una actitud serena, te recomendamos lo siguiente:
- Analiza con tus hijos las causas y las consecuencias de sus comportamientos. Empieza diciéndole: “si tú haces esto (conducta inadecuada), entonces…” y déjalo a él mismo encontrar la consecuencia. Luego esa consecuencia se convierte en una causa: “y si eso sucede, entonces…” y así hasta que por sí mismo descubra las consecuencias de las cosas que hace. Prueba hacer lo mismo pero con conductas positivas.
- Esto va a permitir que ellos mismos planteen las consecuencias y acciones reparadoras ante una conducta inadecuada.
- Recuerda siempre la importancia de que los conflictos se resuelven con diálogo y comunicación. Enfócate en las necesidades y no en la conducta negativa, ¿por qué se dio el conflicto? ¿qué necesidades queremos satisfacer? Busca siempre soluciones ganar-ganar, es decir, que satisfagan las necesidades de ambas partes involucradas en el conflicto.
- Explica los motivos de las órdenes y pedidos que eventualmente les des.

Educar con tiempo
El tiempo es algo que se ha venido valorando cada vez más; justamente, porque a veces pareciera escasear. Cada actividad que se quiere realizar y se suma a la rutina regular, en este caso, las clases virtuales, demanda una gestión del tiempo más creativa y efectiva. Así, lo que prima es la calidad del tiempo.
Para la percepción de los más pequeños de la casa, el tiempo que se pasa con ellos puede revelar la importancia de todo lo que le sucede a nivel interior y exterior. Aunque corto, lo importante es que ese tiempo que dedicamos a nuestros hijos llegue en el momento justo y con una presencia casi total -al menos durante esos minutos- de ese adulto significativo para él.
Para ayudarte a que el tiempo que dediques a tus hijos estos días sea de calidad al momento de aprender, te recomendamos lo siguiente:
- Determina un horario específico al día -así sea muy corto- para compartir con ellos.
- Establece prioridades de cómo y para qué se utilizará el tiempo que tengas con ellos.
- Precisa darle un espacio para reconocer los pequeños logros que tienen en el quehacer diario.
Educar con afectividad y autoridad
Para transmitir una conducta esperada (por ejemplo, la constancia para trabajar desde casa) se requiere tanto de afecto como de las reglas que se delimiten en casa. Si se quiere pensar en reglas y límites claros, hay que hablar del vínculo: “ganando el corazón de los pequeños, tendrán fuerza los consejos”. Además, contribuye a un modelaje más efectivo del comportamiento esperado de los hijos. Los padres que alimentan ese vínculo son las personas más importantes en el mundo del niño, quien se identifica con ellos y los imita. El vínculo hará las veces de canal, pero más importante aún, transmitirá el modelo de actitud que se espera.
¿Cómo podemos alimentar el vínculo con nuestros hijos? Aquí te damos algunos consejos:
- Procura transmitir un mensaje de estabilidad y armonía entre lo que haces y lo que esperas de ellos.
- Construye autoridad, no impuesta, sino ganada por prestigio a través de la serenidad y la paciencia, manteniendo una línea de actuación y mostrando interés por sus estudios o sus problemas.
- Llega a acuerdos puntuales. Evita el sermoneo continuo y sé firme cuando sea necesario.
- Presta atención a su buen comportamiento y elogia sus logros.
- Tomen algunas decisiones en equipo.
Educar con comprensión
La explicación de las cosas permite que el niño las entienda claramente, ya que puede identificar las causas y consecuencias de sus acciones. Para un niño esto es de suma importancia para tener mejor entendimiento de lo que pasa en su mundo -interior y exterior-. Sin embargo, el primer paso que se debe dar es acoger lo que el niño tiene la intención de transmitir, es decir, comprender. Y esto, ¿cómo se logra?
- Con confianza y aceptación frente a lo que un niño tiene para transmitir.
- Teniendo en cuenta su propio ritmo y percepción de las cosas.
- Escuchando de forma activa cada una de sus intervenciones.
- Prestando atención a sus solicitudes.
Kevin Cosio – Psicólogo de 2do a 4to de primaria
Bibliografía:
Paterson, C. (2011). Parenting Matters: Early Years and Social Mobility. London: CentreForum.
Iturbe, I. (2011). Diamantes por pulir. Madrid: Palabra.