La cultura evaluativa es el conjunto de creencias y de prácticas sobre las diversas maneras de evaluar el aprendizaje de los estudiantes. En los últimos decenios, junto con los grandes cambios que ha atravesado la sociedad, se produce también un gran cambio en la cultura evaluativa escolar. Maestros y estudiantes han ido incorporando poco a poco nuevas ideas y nuevas formas de evaluar.
Sin embargo, los padres no siempre entienden ni manejan esta nueva cultura evaluativa. Muchas veces se quedan desfasados, porque siguen manteniendo las creencias y las expectativas con las que fueron evaluados cuando estaban en el colegio, décadas atrás. Por eso, es necesario actualizar nuestros conocimientos sobre esta fase tan importante de la educación.
Los adultos hemos sido evaluados de una manera muy diferente a cómo son evaluados los chicos de hoy. La evaluación tradicional se basaba en un sistema de calificaciones, popularmente conocidas como ‘notas’. Lo más importante era saber si alcanzaste la nota ‘aprobatoria’ o si te habían ‘desaprobado’. Esto se repetía en cada curso. El énfasis se ponía en el resultado final: no se analizaba el proceso de aprendizaje. La meta principal era aprobar o ‘pasar’, sin importar mucho el ‘cómo’ llegaste a aprobar o las razones detrás de un desaprobado.
Actualmente, la evaluación se concibe como una parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta etapa ya no se realiza únicamente al final de cada periodo escolar, sino que se hace de forma continua. Los maestros no deben evaluar solamente los resultados del aprendizaje, sino ver cómo se relacionan con la evolución del aprendizaje del estudiante. La evaluación es el proceso que cierra un ciclo o círculo: se concibe como una retroalimentación. Detectar las fortalezas y las debilidades para poder mejorar lo que sea necesario.
En función de la finalidad para la cual se evalúa, la evaluación puede ser de dos tipos: sumativa o formativa. La evaluación sumativa se hace para determinar si el estudiante ha cumplido determinados objetivos propios de un nivel o un grado educativo. Cumple una función de certificación: declara que el estudiante X ha logrado ciertos aprendizajes o nivel de dominio correspondientes a un grado o nivel educativo. Este tipo de evaluación a menudo utiliza calificaciones numéricas, o ‘notas’. Se establecen unos valores o notas mínimas que son requisito para aprobar o ‘pasar’ al siguiente nivel. Se emiten documentos que certifican que el estudiante las ha alcanzado (al menos, en el papel).
En la evaluación formativa, en cambio, la intención es analizar el proceso, más que el resultado. Se busca ayudar al estudiante (y a sus padres, en caso de los menores) a identificar las áreas en las que obtuvo logros o aprendizajes satisfactorios; así como aquellas en las cuales aún necesita mejorar. Los profesores evalúan a los estudiantes de manera similar a como lo hace un entrenador o coach deportivo: informan al estudiante de cómo se ha desempeñado, qué dificultades o fallas tuvo y cuáles son las áreas en que debe corregir algunas cosas para seguir aprendiendo. Es más cualitativa.
La manera cómo se procesan los datos responde a tres tipos de evaluación: normativa, de progreso o por criterios. La evaluación normativa compara los resultados de un estudiante con los resultados de los demás en su mismo grupo (salón o promoción), para ver dónde se ubica en relación con el resto. De ahí provienen el famoso ‘orden de mérito’, las denominaciones como ‘quinto superior’ o ‘tercio superior’; las cuales nos dan una idea de cuán avanzado o rezagado está el nivel de un estudiante X, en relación con los demás estudiantes.

La evaluación de progreso se centra en comparar los resultados de un estudiante, pero en relación consigo mismo: compara los logros y dificultades observados en un período determinado con los periodos anteriores, para establecer si hubo avances o retrocesos en cada uno de los aspectos evaluados. Se preocupa por la evolución del estudiante.
Por último, la evaluación por criterios o criterial, compara los resultados de un estudiante con los desempeños esperados para su edad y/o su grado de estudios. Existen niveles de logro, expresados mediante descriptores que explican o describen qué cosas debe ser capaz de hacer el estudiante para ser considerado dentro de un nivel determinado. Los criterios son los aspectos que se van a incluir dentro de la evaluación; y los descriptores mencionan qué características debe evidenciar o mostrar el trabajo del estudiante para ser considerado dentro de ese nivel de desempeño.
Esta última forma de evaluar presenta varias ventajas frente al sistema tradicional de evaluación (regido solamente por notas): permite que los estudiantes y sus familias sepan por adelantado qué se les va a exigir, qué se espera que hagan para alcanzar un nivel satisfactorio de aprendizaje. Por otro lado, fomenta la transparencia y objetividad al momento de evaluar, ya que el resultado final no depende de criterios subjetivos (“lo que al profesor le gusta o le parece correcto”), sino que las reglas de juego son iguales y son accesibles para todos desde el inicio.
¿Cuáles de los tipos de evaluación mencionados se aplican en el Colegio Villa Per Se?
Se los dejo de tarea.
Por Lia Gargurevich – Coordinadora de Secundaria