La coyuntura actual nos ha obligado a cambiar drásticamente nuestra rutina diaria en todos los aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, antes de esta cuarentena, a quién no le pasó que en las mañanas tomaba desayuno de forma apresurada, un poco de café o yogurt, un pedazo de pan o alguna fruta mientras iba camino al trabajo o centro de estudios. En algunos casos más extremos, reemplazaban el desayuno por un kekito o un pastel y algún refresco en la tienda más cercana. Asimismo, el almuerzo no tenía una hora exacta porque se le daba prioridad a terminar alguna actividad pendiente. 

Ahora, con esta situación que atravesamos, tenemos el tiempo más que suficiente para desayunar, almorzar y cenar, y muchos han caído en el error de comer a todas horas. Pero, ¿cuál es la similitud entre estas 2 situaciones?  En ambos casos hay un problema de nutrición, en el primero por no tener un horario establecido para comer y en el segundo por comer de forma excesiva por un posible impulso emocional llamado ansiedad. 

Cualquiera de estas 2 situaciones nos lleva a un desorden interno que altera nuestro metabolismo y como consecuencia, tenemos un aumento de peso. Es importante saber que alimentarse no es lo mismo que nutrirse. Alimentarse es ingerir cualquier alimento sin importar la cantidad ni el horario. Por el contrario, nutrirse es saber qué alimento consumir, la cantidad y hora exacta para consumirlos. 

En el mundo de los alimentos existen 3 macronutrientes importantes: los carbohidratos, las grasas y las proteínas, y los micronutrientes como las vitaminas, los minerales y el agua. Cada uno de estos nutrientes los encontramos en los alimentos que consumimos a diario, solo es importante saber la cantidad promedio requerida para una persona sana. 

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Otro punto esencial es saber que las cantidades varían según las características de la persona.  Por ejemplo, si es una persona que practica deporte necesitará otros requerimientos en comparación a los de una persona que no lo practica. Asimismo, necesitará otras cantidades de nutrientes si es una persona que presenta alguna enfermedad crónica.

Es fundamental recibir la asesoría de un especialista en estos temas, como un nutricionista o un experto en actividad física, ya que estos profesionales te guiarán por el camino correcto con rutinas y consejos acertados de nutrición para poder manejar un desorden alimenticio o sobrepeso ocasionados por una mala práctica nutricional.

Una herramienta vital para tratar el sobrepeso es la actividad física. Pero, ¿qué es actividad física? Se refiere a una amplia variedad de actividades y movimientos que incluyen actividades cotidianas, tales como caminar, subir y bajar escaleras, bailar, tareas domésticas, jardinería, deporte y rutinas de ejercicios planificados. La práctica de estos nos permite quemar las calorías que hemos ganado por la ingesta equívoca de alimentos sin un control nutricional. De esta manera iremos perdiendo esos kilos de más que están distribuidos en todo nuestro cuerpo.

La actividad física tiene muchos beneficios, tales como ayudar a lograr y mantener un peso saludable, mejorar el funcionamiento del corazón, pulmones, músculos y huesos, reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, entre otros. Por eso, es importante crear comportamientos y hábitos saludables que nos permitan combatir el sedentarismo, la obesidad y otras enfermedades que se pueden desarrollar cuando descuidamos nuestra salud.

Para empezar a cambiar tus hábitos, no es necesario comer alimentos importados, contar con costosos instrumentos o gimnasios bien implementados, lo único que se necesita es voluntad y decisión para dar el primer paso. 

Recuerda que una buena nutrición y la práctica de actividad física mejora tu salud y calidad de vida.

Por: Luis Arce, Profesor de Educación Física

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