Aunque subestimada habitualmente entre otros oficios, la docencia es uno de los ejercicios más importantes para el desarrollo de todo individuo y, en consecuencia, de la sociedad. Basta reflexionar que una ingeniera, un doctor o incluso una docente, han tenido que pasar por las enseñanzas de algún profesor. Dicho esto, no queda ninguna duda que la educación es base esencial de cualquier civilización, el centro educativo es el espacio en donde nos formamos, mientras que el docente es el medio entre el aprendizaje y toda persona.
A partir de lo mencionado, podríamos decir que recae mucha responsabilidad en la docencia, pues no solo se trata de memorizar las lecciones que nos ayudarán a elegir a futuro nuestro oficio. El proceso educativo consiste también en el desarrollo de las aptitudes, percepciones y reconocimiento de una cultura en común. Es decir; la educación consiste en la formación sea académica o personal. La intervención de la docencia, en tanto, implica una gama de compromisos que formará a toda una sociedad. Es por esa razón que el sistema de educación debe formar y capacitar a un ejército de ciudadanos destinados a adiestrar a las nuevas generaciones, según los parámetros que demanda nuestra actualidad, sin dejar de descuidar las pautas morales y éticas de la cultura en donde se desenvuelven los aprendices. Atender a esa búsqueda, sin duda generará un beneficio a futuro que impactará positivamente en la sociedad.
Estamos hablando de una sumatoria de retos los que engloban la tarea de un maestro dispuesto a contribuir con el desarrollo de los estudiantes. Es a propósito de ello que formulamos la siguiente pregunta:
¿Cuáles son esos desafíos que reconoce el docente de primaria en el currículo escolar al momento de promover el desarrollo de la competencia “construye su identidad”?
La educación ha venido cambiando a lo largo de la historia. Esto se debe a que las mismas sociedades renuevan sus necesidades y enfoques. En tanto, la educación se ha visto obligada a cambiar sus lecciones y su forma de enseñanza. Claro que aquí no nos referimos a modificaciones leves. A través de los años, la educación ha replanteado toda su estructura. Ya no hablamos entonces únicamente de un docente que enseñe otra cosa o de otra manera, sino también de un personal administrativo, una directiva y un currículo funcionando de una forma distinta a la que era. Son entonces distintos los factores que se reformulan cuando mencionamos a una educación evolucionada. Muy a pesar, definitivamente, el docente no deja de ser pieza esencial dentro de esos cambios, a propósito del vínculo que este establece con los alumnos. Bien lo afirma Prieto (2008) que el docente presenta una gran responsabilidad hacia el estudiante al ser el encargado directo de su formación integral, a través de metodologías y estrategias que permitan impulsar su desarrollo académico y personal.
En un escenario de la educación primaria, obviamente, el reto del docente es aún mayor. Es de conocimiento de todo padre de familia que un menor, a diferencia de un adulto, es propenso a absorber con facilidad nuevos conocimientos o actitudes que encuentra en su entorno, tanto en casa como en el colegio. En ese sentido, el docente debe de ser consciente de que todo lo expuesto en clase debe de haber sido previamente meditado. De igual forma, el profesor debe de ser capaz de seleccionar el método de enseñanza más adecuado para evitar alguna malinterpretación por parte del alumno que pudiera afectar el aprendizaje meta.
En tanto, ante el desafío de construir la identidad del estudiante, es necesaria una capacitación del docente en referencia a la forma más adecuada de llegar al alumno, por ejemplo, creando lazos socioafectivos a fin de poder guiarlo. Vale mencionar que esta búsqueda se hace más fácil gracias al propio entorno educativo, espacio en donde el niño desarrolla su identidad a través de la interacción con sus compañeros y los docentes. Es en el colegio que los menores se reconocen mediante sus iguales y mediante el mismo escenario. A propósito, es preciso tomar en cuenta que cualquier incidencia que surja dentro del ámbito educativo podría repercutir a futuro en el entorno familiar, social o laboral y de paso afectar la salud mental del aprendiz.
Adicionalmente, dentro del aula, nos comenta Bonnet (2015) que el docente suele ser reconocido por el estudiante como un líder. La función del profesor consiste en brindar las pautas necesarias para que los menores puedan desarrollar su personalidad; en tanto, el reto está que, como todo líder, el docente debe estar mental y motivacionalmente preparado para estar a cargo de un grupo humano. Es fundamental que el profesor tenga control sobre sus emociones, pues podría impactar negativamente sobre el escolar.
Por otro lado, ayuda de mucho que el maestro pueda establecer su acercamiento hacia el alumno y fortalecer ese vínculo mediante la adopción de interacciones más dinámicas que logren tirar abajo esa barrera invisible que existe entre el instructor y su aprendiz. Una materia muy eficaz para acelerar ese logro es el arte. Es mediante este curso que el docente logra crear con mayor efectividad el lazo afectivo con el alumno dado que muchas de las lecciones implican fortalecer la confianza creativa de los mismos. Otro tipo de interacción son las dinámicas o aquellas clases que invitan a los estudiantes a que estén en una continua participación. Es mediante la comunicación frecuente entre el docente y los alumnos, y los alumnos entre sí, que se genera un ambiente de confianza. En ese sentido, desaparece la idea de que los aprendices están siendo vigilados por una autoridad, sino más bien ven a alguien en quién pueden confiar. Es a partir de esa actitud que el docente debe aprovechar a convertirse en un guía que sepa atender a las dudas de los estudiantes.
Agregamos la idea que es importante que el docente sepa orientar su sistema de educación y acercamiento hacia el alumno tomando en cuenta el currículo escolar. Todo profesor deberá ser consciente que antes de seleccionar o emplear tal o cual herramienta o método de aprendizaje, tiene que antes evaluar si el contenido que deberá impartir será adaptable a sus formas de educación en posibilidad de poder crear un lazo con sus alumnos. En continuación, parte del reto del maestro será también crear una evaluación constante de sus propias lecciones o métodos. De nada vale ser creativo en clase si el profesor no presta atención a los resultados. Sucede que varias estrategias educativas en un principio generan buenos resultados; sin embargo, al tiempo esa efectividad bien podría reducir. Es ahí en donde entra el compromiso del profesor. Este debe estar atento a esas frecuencias o respuestas de sus alumnos a fin de no descuidar el avance de sus habilidades emocionales o académicas. A propósito, analizar los resultados de las prácticas en clase es también un puente para percibir el contexto personal y social de los menores. Dado que la tarea del docente es moldear la identidad del alumno, este primero debe conocerlos, observar cuál es el tipo de identidad que cada uno presenta al llegar a clases, así como su nivel de conocimiento y el tipo de emociones que manifiestan.
En ese sentido, es habitual que el profesor vaya realizando ligeros cambios en su método de enseñanza. Esto dependerá de la evolución de los alumnos o de las dificultades que presenten algunos al momento de aprender. Con esto podemos decir también que el docente debe de atender a una clase que es diversa o pertenece a escenarios específicos. Aunque parezca difícil percibir a todos los alumnos a la vez, esto será posible mediante la frecuencia de interacción o sociabilización entre el maestro y el estudiante. De aquí podría identificarse un nuevo reto debido al manejo de un número amplio de personas. En este punto entra a tallar las habilidades emocionales del maestro, tales como la paciencia, la capacidad cooperativa, el trabajo en equipo, su conciencia emocional, el control de sus emociones, habilidades de vida y bienestar, y autonomía.
Basado en mi experiencia como docente y ser humano, las perspectivas que pongo en práctica con mis estudiantes se fundamentan en el autoconocimiento, la autoconciencia y la espiritualidad. La razón de “verse a uno mismo” se debe a que, si conozco mis puntos bajos y mis fortalezas, puedo conocer a los demás e influir en el resto de forma positiva. Con esto trato de decir que es importante planificar por adelantado y tener estrategias diversas en pro del estudiante. Obviamente, ello puede ser logrado mediante la adopción de estrategias de enseñanza que no solo se enfocan en las habilidades cognitivas, sino también en inteligencias múltiples. Es por esa razón que en clases empleo lecciones basadas en emociones positivas, algo que definitivamente han generado resultados positivos en el aprendizaje y desarrollo del pensamiento crítico de mis estudiantes. Adicional a ello, he experimentado la importancia del trabajo anticipado. Dentro de mi programa pedagógico, se incluye la creación de planes anuales de trabajo en equipo, la formulación de métodos de trabajo cooperativo y colaborativo.
Frente a todos estos retos y compromisos que implica la labor del docente, es fundamental que la UGEL y el MINEDU, como ente rector educativo a nivel nacional, deban promover una pauta educativa en donde el método de estudio responda según el tipo de población estudiantil, atender a necesidades de aprendizaje específicas, garantizar una educación inclusiva para bien de repotenciar las habilidades socioemocionales y forjar un pensamiento crítico.
Se concluye así que el reto de construir una identidad en los estudiantes presenta un grado de dificultad estimable considerando la variedad de puntos que intervienen en la formación de sus identidades. Podemos destacar que el docente debe encontrarse debidamente capacitado para poder proponer, dominar estrategias y metodologías que permitan crear un lazo de confianza con el educando. Existen modos de alcanzar ese propósito, por ejemplo, mediante la aplicación del arte y actividades interactivas. Por otro lado, se debe considerar que el aprendizaje es mutuo, dado que mientras el docente guía al estudiante, este, indirectamente, permite que el docente también continue aprendiendo a manejar situaciones y replantear sus formas para educar. Por último, es de suma importancia que el docente tenga la capacidad de mantener el dominio de sus emociones, ya que estas trascienden en el escolar. Es así como al tener el instructor un manejo adecuado de sí mismo, podrá serle viable establecer un vínculo socioafectivo con sus alumnos.
Referencias
- Bonnet, D. (2015). Reflexiones para un docente líder. Escuela memoria y territorio. 30, 141-150.
- https://revistas.idep.edu.co/index.php/educacion-y-ciudad/article/view/1594/1576
- Prieto, E. (2008). El papel del profesorado en la actualidad. su función docente y social. Foro de Educación. 6 (10), 325-345.
- https://www.redalyc.org/pdf/4475/447544585017.pdf
por Christian Rafael Quevedo Lezama
Tutor de 4to grado
https://orcid.org/0000-0002-5216-7895