Es bastante común que los niños se nieguen a usar uno de los idiomas a los que están expuestos y que a menudo los padres se sienten muy frustrados. Sin embargo, esto es muy normal y no hay razón para preocuparse ni para molestarse.
El rechazo o la renuencia a usar uno de los idiomas en ciertos momentos no es infrecuente en los niños bilingües y debe distinguirse del período no verbal que los niños pueden atravesar cuando comienzan con la educación bilingüe en el preescolar o la escuela.
Cuando los niños se encuentran en una situación social, por ejemplo, dentro de una escuela bilingüe en la que no pueden usar su lengua materna, es posible que inicialmente no hablen en absoluto durante algún tiempo. Dependiendo del niño, este período puede durar algunas semanas o varios meses. Durante este período no verbal, los niños intentan utilizar medios de comunicación no verbales. Pueden llorar para llamar la atención, señalar objetos que quieren tener o mostrar un objeto si quieren saber el nombre. Además, observarán a los demás y prestarán atención a lo que digan en el otro idioma.
Probarán en silencio los sonidos y las palabras que hayan escuchado e intentarán descubrir el significado de las palabras y de las estructuras del nuevo idioma. Por ejemplo, un niño que está jugando con un compañero de clase y escucha a la maestra decir «Mira ese carro de juguete» puede repetir en voz baja «carro de juguete». Después del período no verbal, los niños poco a poco, se atreven a usar su nuevo lenguaje.
Parece lógico que los padres quieran averiguar por sí mismos qué tan bien está progresando el niño pidiéndole que les hable en el “idioma de la escuela”. Es probable que el niño se muestre reacio a decir algo, y más aún cuando se le pida que lo haga frente a otros. Para la mayoría de los niños que aprenden dos idiomas simultáneamente en casa, también habrá momentos en los que se nieguen a usar uno de ellos, incluso pueden rechazarlo. Es posible que en conversaciones, el niño se niegue a hablar un idioma en particular y responda en otro.
Al igual que cualquier otro niño de la misma edad, él puede tener rabietas y gritar cuando no consigue lo que quiere. Sin embargo, en el caso de un niño bilingüe, su actuar puede ser negarse a utilizar un determinado idioma. Además, el niño puede sentirse avergonzado cuando uno de los padres le habla un idioma frente a otras personas que no hablan este idioma y luego evitar usar el idioma cuando está, por ejemplo, con amigos.
Finalmente, es mejor influir en el uso del idioma del niño creando más oportunidades para el uso de ese idioma en particular. Se le puede comprar material de lectura en el idioma deseado y leer con el niño, ver videos o escuchar y cantar diferentes canciones juntos. Si es posible, los padres también pueden intentar aumentar el contacto con hablantes monolingües del idioma. Si un niño solo responde «sí» o «no», los padres pueden intentar hacer preguntas más abiertas, por ejemplo, en lugar de preguntar «¿quieres un sándwich?», se le puede preguntar si el niño quiere un sándwich o una fruta y luego preguntar qué quieren en su sándwich o qué tipo de fruta quieren. De esta forma animan al niño a hablar más en el otro idioma.
Referencias: Marlen van Wechem; Ana Halbach. (2016). Una guía para padres sobre el bilingüismo y la educación bilingüe. Madrid: Macmillan.
Por Luis Miguel Gonzales – Tutor de 4to grado