El contexto de este año, con las medidas de aislamiento social y demás retos a los que hemos tenido que hacer frente, ha traído consigo consecuencias difíciles de afrontar emocionalmente, especialmente para quienes han perdido a un ser querido y se encuentran en un proceso de duelo.
¿Qué es el duelo?
El duelo es un proceso doloroso que surge de manera natural en respuesta a la muerte de un ser querido o de una pérdida significativa. Además, este es necesario para reencontrar un equilibrio emocional, permitiéndonos, una vez superado, aceptar la nueva realidad y lograr seguir adelante.
Según Kubler-Ross (1975) el duelo tiene cinco fases, las cuales no son fijas, sino que varían según las características y circunstancias en las que se encuentra cada persona.
- En primer lugar, se encuentra la fase de negación, en la que la persona se encuentra en desconcierto e incluso puede actuar como si nada hubiera sucedido.
- La segunda fase es la de la ira, en la que aparecen sentimientos como rabia, resentimiento y culpabilidad, al mismo tiempo en que se va tomando conciencia de la pérdida.
- En tercer lugar, se encuentra la fase de pacto o negociación, en la que se busca aliviar el dolor de la realidad a través de acciones que no suelen ofrecer una solución sostenible en el tiempo.
- La cuarta fase, de dolor o depresión, se caracteriza por sentimientos de un profundo vacío y dolor ante la situación.
- Finalmente está la fase de aceptación, la cual hace referencia al momento en que uno se despide de la persona fallecida colocándola en nuestra vida en un nuevo lugar, siendo conscientes de que ya no se encuentra físicamente, pero que nos seguirá acompañando en nuestros recuerdos.
Conforme vamos transitando por estas etapas, es normal querer que el sufrimiento y la incomodidad que nos produce terminen, por lo que seguro nos preguntaremos ¿cuánto tiempo más me voy a sentir así? ¿Es normal?
La mayor parte del tiempo estamos buscando transmitir nuestra mejor versión al resto y muchos hemos aprendido, erróneamente, que los demás quieren vernos únicamente felices y que la tristeza o dolor es algo que debemos evitar. Sin embargo, es importante primero sentir el dolor para que este pueda comenzar a sanar. De lo contrario, si nos obligamos inmediatamente a estar bien y fingir una sonrisa, estaremos evitando conectar con nuestras emociones. Aunque podamos creer que estas han desaparecido, en realidad estamos logrando un efecto contrario al deseado, ya que al no lidiar con nuestras emociones, estas van a ir creciendo a “escondidas” y volverán a nosotros en algún momento. No existe una receta mágica que nos permita evadir nuestras emociones, para superarlas debemos sentirlas.
Por otro lado, como seres sociales, los humanos tenemos una necesidad de sentirnos apoyados, de compartir el dolor con los demás y de honrar la memoria de nuestros seres queridos que han fallecido.
Sin embargo, actualmente nuestros rituales frente a la muerte se han visto alterados, lo cual puede dificultar nuestro proceso de reponernos. A continuación te dejaremos algunas estrategias que te podrían ayudar a superar la pérdida de un ser querido, dado el contexto actual.
¿Qué podemos hacer para sobrellevar el duelo?
- Normalizar nuestras emociones: recordemos que no hay emoción buena o mala y el sufrimiento es tan parte de nuestra vida como la alegría, como lo señala Kierkegaard: “Aquel que ha aprendido a vivir en la angustia de la forma debida ha aprendido lo más importante”. Además, es importante ponerle nombre a estas emociones y buscar expresarlas, ya sea hablando con alguien, escribiendo, cantando, pintando, o descargando físicamente la frustración (por ejemplo, golpear la almohada, tirar piedras al mar, etc.).
- Realizar rituales de despedida en casa: puedes encender una vela, establecer un pequeño espacio de homenaje, colocar en algún lugar de la casa alguna fotografía o algún objeto significativo de la persona fallecida o hacer una videollamada con sus seres queridos. Si eres religioso, puedes organizar una misa virtual para recordar a la persona fallecida y luego hacer una reunión virtual familiar para estar en contacto con tus seres queridos.
- Tener claro que cada proceso de duelo es único e individual y cada persona tiene derecho a vivir el duelo a su manera.
- Buscar mantener hábitos saludables: comer balanceado, dormir bien, hacer ejercicio y meditar, te ayudan no solo a estar sano, sino también a mejorar tu estado de ánimo.
- Mantener o fomentar las relaciones interpersonales: busquemos tener espacios para compartir en nuestro hogar y usar la tecnología para comunicarnos con quienes no tenemos cerca. Esto nos va ayudar a sentirnos apoyados y nos va a dar ánimo.
- Hacer cosas que nos ayuden a sentirnos bien, aunque sea por unos minutos: realizar actividades que te gusten y que para ti sean placenteras, por ejemplo: escuchar música, ver una película, llamar por teléfono a alguien, pintar mandalas, armar un rompecabezas, etc.
- Pedir ayuda si la necesitas (ya sea a un ser querido o a un profesional): a veces esperamos que los demás nos ayuden espontáneamente o no queremos incomodarlos, pero en ocasiones los que nos rodean no saben cómo ayudarnos a transitar el duelo o no quieren entrometerse, por eso es clave comunicarnos. Además, pedir ayuda no es sinónimo de debilidad, sino al contrario, se trata de un acto de valentía en el que se asumen las propias necesidades y limitaciones.
¿Qué hacer para ayudar a nuestros hijos a sobrellevar el duelo?
Así como para nosotros como adultos nos cuesta aceptar la muerte de un ser querido, a nuestros hijos también. Para los más pequeños es algo incluso que no llegan a comprender, y es por ello que es necesario que los acompañemos en este proceso. Algunas recomendaciones son:
- Validar sus emociones.
- Escucharlos con empatía: compartir cómo se sienten les permite ir procesando su dolor.
- Tener en cuenta su opinión: incluirlos en las actividades que llevemos a cabo y en la toma de decisiones.
- No ocultarles cómo nos sentimos: no hay que escondernos para llorar, porque de esta manera les estaremos transmitiendo la idea de que no es bueno expresar ciertos sentimientos y que debemos ocultarlos frente al resto.
- Respetar sus propios procesos de duelo: la forma y la intensidad con que cada uno vive su dolor es personal.
- Acompañarlos, pero también darles privacidad, ya que necesitan momentos íntimos para conectar con su dolor.
- Buscar que mantengan una rutina diaria y hábitos saludables.
- Responder a sus preguntas sobre la muerte de manera clara pero respetando su momento de desarrollo y, si es necesario, pedir orientación profesional si no se tiene claridad en qué decir ante sus dudas.
Referencias
- Cabodevilla, I. (2007). Las pérdidas y sus duelos. In Anales del sistema sanitario de Navarra, 30,163-176. Gobierno de Navarra. Departamento de Salud
- Flórez, S. D. (2002). Duelo. In Anales del sistema sanitario de Navarra, 25, 77-85.
- Rimpoché, S., Gaffney, P., Harvey, A., & Mustieles, J. L. (2002). El libro tibetano de la vida y de la muerte. Ediciones Urano.
Por Maya Sordo – Practicante