El arte es una forma de expresión que cada persona lleva dentro, es un lenguaje que comienza instintivamente desde el primer garabato que realiza un infante. Desde los primeros días de vida, el ser humano busca conectar con su entorno, comunicarse y expresar lo que siente, lo que necesita, lo que le agrada o desagrada. Esto, al inicio, tiene una función más de supervivencia, necesitando de otro para garantizarla. Todo ello, a través de cuidados tan básicos como el recibir alimento y protección; sin embargo, la necesidad de expresarse perdura en el tiempo conforme uno va creciendo; incluso cuando la persona ha desarrollado una capacidad de agencia para satisfacer –en gran medida– sus necesidades básicas.
¿Por qué sucede esto?
La expresión está conectada con la existencia. A través de la expresión, uno transforma su mundo interno –su marco de referencia– y lo sitúa o aproxima, cuando menos, al mundo que lo rodea. La existencia está relacionada con la capacidad de salir de uno mismo y tomar conciencia de estar en el mundo, de aproximarse a otro. El lenguaje ocupa un lugar en esta función: transforma ese mundo de significados (sensaciones) interiores en una manera de comunicarlos que puede ser aprehendida por un otro. Sin embargo, ese vehículo para comunicar también puede tomar otras formas; esto es, la expresión artística, y con ella, el proceso creativo.
El arte es una herramienta clave. Fomenta la expresión en sus diferentes formas; es decir, da pie a la creatividad e, incluso, a recoger esos valores y significados internos que pueden resultar difíciles de expresarse en el lenguaje convencional. A través del arte, uno también va desarrollando diferentes procesos y funciones. Con el desarrollo de cualquier niño y ser humano, procesos como la creatividad e imaginación se irán consolidando y resultarán fundamentales para el desarrollo cognitivo e integral del niño.
La creatividad se potencia a través de un dibujo, una danza o cualquier otro móvil. Más aún, el proceso creativo es parte del sinfín de actividades que desarrolla el ser humano a lo largo de su vida. La creatividad da lugar a resolver un problema de diferentes formas, a tener la capacidad de plantear diversos caminos para una misma solución, lo que nos brindará mayor flexibilidad para afrontar el mundo.
5 cosas que podemos hacer para dar lugar y fomentar el proceso creativo en el desarrollo de nuestras actividades y la de los niños y adolescentes
- Brindarle al niño las herramientas para que pueda experimentar diferentes medios e instrumentos creativos.
- Generar el contexto propicio y seguro para que el niño despliegue la parte afectiva y vincular.
- Fomentar la interrelación con el entorno a través de actividades multisensoriales o juegos al aire libre.
- Dar reconocimiento y recoger el valor y sentido de sus creaciones.
- Comunicarle que toda creación artística resulta única; de ahí el valor y sentido de producto artístico indistintamente de algún valor cuantificable que se le pueda atribuir.
Kevin Cosio – Psicólogo primaria
Bibliografía:
Mujumdar, A. (1997). Review of : “Creativity”by Mihaly Csikszentmihaiyi 1996 Harper Perennial. Drying Technology, 15(10), 2619–2620. https://doi.org/10.1080/07373939708917384