Estamos viviendo una situación inédita en nuestro mundo. Si bien, hemos tenido pandemias parecidas, nunca tuvieron la magnitud de ésta ni su velocidad de propagación y, menos, su alcance global.

Las escuelas tuvieron que adaptarse de un momento a otro a una situación de emergencia y preparar los aprendizajes de manera 100% virtual, como nunca antes. La prueba – ensayo ha sido algo que han ido haciendo todas las escuelas, algunas, incluso, haciendo encuestas a sus padres para conocer su nivel de satisfacción y sus sugerencias.

Pero la cuarentena se extendió por dos semanas más y, además de eso, los colegios iban a tener tres semanas para preparar las clases presenciales, cuya  fecha de inicio se fijó para el 4 de mayo. Ya no eran dos semanas más de clases virtuales sino cinco, convirtiéndose en una nueva normalidad. Esa nueva normalidad se estabilizó con el último anuncio presidencial: Ya no habrá clases presenciales en todo el 2020.

Mientras todo esto pasaba, se formaron colectivos para exigir a los colegios que bajen sus pensiones. Los colegios, que habían estructurado sus costos de acuerdo a un año normal  y a la cantidad de estudiantes que tuvieran matriculados, se encontraron con que sus planillas cubrían el 60, 70, 80% y, en algunos casos, de los colegios más personalizados, más que eso, de sus costos.

Las instituciones educativas dieron descuentos a las pensiones pero los padres de familia continúan exigiendo mayores descuentos y piden un 50% de reducción en las pensiones porque el servicio no es el que se ofreció. Es cierto aunque, es por todos conocido que es imposible dar el servicio ofrecido porque está prohibido dar clases presenciales. Cabe preguntarse, ¿por qué 50% y no 10%, 20% ó 30%?

Los padres deciden no pagar las pensiones porque no pueden por problemas económicos, o porque no quieren hasta que se les dé un mayor descuento. La crisis se acrecienta y la morosidad va del 40 al 90% y ninguna pensión, por alta que sea, podrá cubrir los costos de las escuelas. Hemos visto por ahí que hay colegios que han puesto fecha límite a sus servicios si sus padres no cumplen con el pago de las pensiones, porque  cualquier empresa que no recaude, termina en la quiebra.

Toda esta complicada situación tiene que sacar algo positivo, sobre todo ahora que se habla tanto de SOLIDARIDAD. Se debe encontrar una salida para que todos ganen ya que esta situación nadie la esperó y no debe generar un enfrentamiento entre quienes son comunidad, hasta familia. No es bueno expresarse de una manera dura hacia un lado o el otro, entendemos que las preocupaciones y angustias sacan lo peor del ser humano pero, practiquemos la EMPATÍA. ¿Qué es empatía? En una sola frase corta, es ponerte en los zapatos del otro y entender cómo se siente. El colegio en el caso del padre (y de sus colaboradores) y el padre en el lugar del colegio (y de sus colaboradores).

Es así que los colegios deben reducir sus costos operativos al máximo y abrirlos a los padres; y los padres, CONFIAR y entender lo que el colegio les presente. La idea es comprender la problemática, la estructura de costos y sus esfuerzos por reducir al máximo posible cuidando a sus colaboradores para, con números abiertos, llegar a un entendimiento y seguir adelante. Vemos posiciones intransigentes de personas denunciando públicamente desconociendo la realidad de la institución, justamente, un desconocimiento causado por no abrir cuentas y es que situaciones extraordinarias requieren acciones extraordinarias. Entendemos que si hubiera abierto sus números, los denunciantes hubieran entendido si era una situación de costos o realmente el afán de lucro prevalecía sobre el bien común.

Todos sabemos  que muchas familias han perdido parcial o totalmente sus trabajos o negocios independientes, así que los colegios deben atenderlos y escucharlos para ver cómo se les puede ayudar refinanciando pagos o dando becas parciales. Pero, en este punto, necesitamos mucha sinceridad, HONESTIDAD, para exponer sus casos.

Si soy una persona que no ha sido muy afectada por la crisis, sigo cancelando las pensiones y muestro mi SOLIDARIDAD hacia el colegio y hacia los otros padres que tienen problemas en hacerlo. Si soy una persona con sus negocios cerrados pero estaré bien en un futuro, reprogramo pagos. Si realmente estoy en problemas y no tengo un futuro claro, pido una beca parcial al colegio y el colegio debe CONFIAR en lo que le está diciendo el padre y expedirle la beca. Estamos hablando de una relación de EMPATÍA – HONESTIDAD – SOLIDARIDAD – CONFIANZA.

Este CÍRCULO VIRTUOSO  tiene que darse para un ganar ganar, en el cual, gana la institución que da los servicios y ganan los padres de familia. Estamos hablando de VALORES más que caprichos de un lado u otro.

Pongamos todos de nuestro lado y apelando a todo lo positivo que tenemos en nuestros corazones, para elevar los valores de nuestras comunidades educativas. Va a ser la mejor lección que podemos dar juntos padres e institución, mejor que cualquiera de ciencias, historia o geografía, la de los VALORES QUE ENGRANDECEN EL ALMA.

Fernando Farah
Promotor

Compartir